divendres, 28 de novembre del 2025

¡Qué bello es vivir!

 







 

 

 

 

Últimamente coleccionamos días rotos. Son días de vino y rosas, días que se rompen en añicos como el cristal se desmenuza al chocar contra el suelo.

Y es que se nos está derrumbando el presente, se nos rompe en trocitos diminutos y día a día intentamos recomponerlo para poder entender qué hacer con él.

Esta mañana sin ir más lejos hemos recogido decenas de fragmentos de hoy, los hemos encontrado por todas partes, en el salón, en la cocina y hasta uno se ha colado dentro del tocador.

Estamos desesperados, nunca antes había ocurrido algo así, pero no paran de resquebrajarse trocitos y, al amanecer, cuando nos levantemos, seguirán cayendo pedazos de ese mañana que ya será hoy.

Se ha hecho de noche y los pájaros del jardín callan, tal vez duermen. A lo lejos repiquetea un sonido: son las campanas de la iglesia que, al dar las horas, nos recuerdan que algo del presente todavía no ha muerto.

Hemos decidido anotar en una vieja libreta todas las cosas que conservamos todavía y aún sobreviven, como esas viejas campanas, el aletear de los pájaros o el agua del río, a lo lejos.

A su lado, nosotros vamos enmudeciendo lentamente, sumidos en el desconcierto, como si el presente se hubiera detenido en algún lugar lejano imposible de encontrar.

Hemos empezado a recoger cada pedacito de presente y lo guardamos  como oro en paño. Tal vez, cuando todo esto pase, los trocitos recobren sentido, como cobra sentido un paisaje a vuelo de pájaro, o se viste de silencio la noche con el aullido de un perro.

Creíamos que este tiempo no acabaría nunca, como si nunca fuera una posibilidad en el tiempo, pero nunca no es más que una palabra, una infinita invención.


divendres, 21 de novembre del 2025

El origen de la Z



Hoy apenas puedo escribir más que los pliegues de las palabras.

Fuera todo sigue blanco, tan blanco como el silencio, tan blanco como sentirse solo, no de soledad sino de ausencia, tal vez así es como se sienten ahora las palabras, como animalitos desterrados por el acontecer del tiempo.

Te pregunto por una palabra que todavía hoy signifique lo mismo que ayer y tardas demasiado en contestarme; me apena que estemos de acuerdo en eso; abrigaba la ilusión de que contradijeras mi pensar y que urdieras mil argumentos o un solo término para desmentirme, pero no, cada día hay que barrer palabras y más palabras que caen de algún libro o diccionario y nos siembran la sala de virutitas en blanco y negro que nos entristecen demasiado.

Hoy, sin ir más lejos, he vaciado tres cubos de palabras medio rugosas y sin esperanza. Habrá que hacer algo y deprisa; mañana temprano empezaremos a restituir sentidos olvidados de palabras que aún existen pero que van muriendo cada día. Se creen caducas, no saben que los caducos son los otros.